¿Va a rectificar Feijóo?

El PP cerró el domingo su 21 congreso acional en Madrid. Pese a que se supone que se halla en ciernes de conquistar el poder, no hubo apenas debate sobre el proyecto para España. Se endurecieron un poco más, eso sí, las posiciones sobre inmigración y sobre Catalunya y el catalán. Poca cosa más, porque, en realidad, a lo que se consagró el encuentro fue a reforzar a Alberto Núñez Feijóo, quien se puso como meta los diez millones de votos, y presentó su compromiso contra la corrupción, lo que han llamado ‘Manual de decencia’. Entre los populares hay una idea, una obsesión, que ocupa prácticamente todo el espacio, y esa idea, esa obsesión no es otra que acabar cuanto antes con Pedro Sánchez. La furia les absorbe la mente y la energía hasta el punto de no dejar espacio para nada más. Ni tan siquiera para articular y presentar a los españoles un proyecto propio, ilusionante y en positivo. Poco queda de aquel Feijóo que prometió: “No vengo aquí a insultar a Pedro Sánchez; vengo a ganar a Pedro Sánchez”.

Luego llegaron las elecciones y, pese a ganarlas, Feijóo, acostumbrado a gobernar en Galicia con amplísimas mayorías, se quedó fuera de la Moncloa. El ‘shock’ lo condujo a la desorientación. Desde entonces, aquel supuesto moderado ha hecho todo lo contrario de lo que muchos esperaban. Los ataques al PSOE y a sus aliados han sido cada vez más ásperos, más duros, y guiados por el afán de conseguir un poder que, a su juicio, le fue arrebatado de mala manera. Así, no es extraño que progresivamente se haya ido acercando al estilo bronco y a las proclamas radicales de personajes como Díaz Ayuso o Aznar. La espiral se ha visto favorecida, igualmente, por la atracción que ejerce el trumpismo castizo de Vox en una parte del PP. En lugar de hacer un esfuerzo por mantenerse en la moderación y proyectarse hacia el centro, el gallego, a pesar de algunos discursos más templados y abiertos al pacto, ha hecho exactamente lo contrario. El encumbramiento de Miguel Tellado, Ester Muñoz y Álvarez de Toledo es una prueba más de ello.

La amnistía a los independentistas llevó al PP a la exaltación. Aznar llamó a la rebelión contra Sánchez: “El que pueda hacer que haga”. Luego llegaron los casos de supuesta corrupción en el PSOE, coronados por el escándalo de Ábalos, Cerdán y Koldo. Aznar ha vuelto a hablar. Esta vez ha ido más allá y ha amenazado con la cárcel: “Si negocias presupuestos en una prisión, te asocias con presidiarios y pactas una amnistía con delincuentes, no te extrañe acabar en la cárcel, porque ese es tu ambiente”. La vigorosa liga antisanchista la forman, además del PP y Vox, medios de comunicación, personajes de las redes sociales, grandes empresarios, sectores de los aparatos del Estado, jueces -que se han puesto en huelga- e incluso el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello. Se han repetido las manifestaciones y protestas en la calle. El único acuerdo de relieve cerrado por el PP con el PSOE fue para renovar el Consejo General del Poder General. El clima político en España, muy particularmente en Madrid, se ha convertido en irrespirable. Tóxico y guerracivilista.

¿Qué futuro nos espera? ¿Qué va a ocurrir? Se lo preguntaba, me lo preguntaba, el otro día alguien que empezó por definirse como “votante socialista de toda la vida”. Se sentía profundamente decepcionado, asqueado, con su partido, pero se resistía a entregar su voto al PP, a “este PP”. Algunos conocidos, confesó, igual acababan apostando por Vox. A mí me hubiera gustado decirle, como veo que repiten otros observadores y analistas, igual dejándose llevar más por el deseo que por la razón, que todo lo que vemos tiene mucho de teatro, porque la política es, como dijo Arthur Miller, el arte de actuar. Y que, al final, ya verá usted, el PP de mañana no va a ser como el de hoy. Cuando Feijóo gobierne va a volver a ser el de ayer, es decir, un tipo de derechas, pero sensato. Me hubiera gustado decirle que el PP no es lo que parece, y que cambiará una vez acabe con Sánchez. Pero la verdad es que no lo creo. Lo que pienso, contrariamente, es que el pasado determina el futuro, y que es muy difícil que Feijóo rectifique. Porque, aunque quisiera -que lo dudo-, las fuerzas que ha convocado no se lo van a permitir.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà Els camps necessaris estan marcats amb *

Podeu fer servir aquestes etiquetes i atributs HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>