Parece que algunos en Madrid –tomen la capital a modo de sinécdoque–, los más fríos y racionales, los menos testosterónicos, empiezan a darse cuenta de que, en fin, ni Artur Mas es un chalado ni un buen día lavó el cerebro de sus conciudadanos. La teoría de un Mas perverso hechicero a quien, por consiguiente, hay que destruir –muerto el perro, muerta la rabia, y problema resuelto– empieza a ser insostenible. Algunos, los españolistas más racionales y sensatos, que no son necesariamente los menos patriotas, saben a estas horas que el movimiento soberanista es el resultado de un proceso de … Continuar llegint