El ‘expresident’ y la sovietización de España

Ha querido Pujol intervenir en el que a su parecer es un momento crucial en las relaciones Catalunya-España con un resonante editorial en el boletín de su fundación, el Centre d’Estudis Jordi Pujol. El líder nacionalista es zorro viejo y sabio, y por lo tanto sabe de sobras lo que se hace. Es más: significativamente anteayer fue la primera ocasión en que el Centro emitió una nota de prensa para recabar la atención sobre el editorial del ‘expresident’.
 
El texto pujoliano es, pese a todo, ambiguo y presenta una lógica interna algo ensortijada. Primero levanta acta del fracaso de la España de Espriu y Vicens Vives, es decir, la España acogedora, capaz de reconocer y apreciar a sus distintos pueblos y culturas. Añade que resulta “ingenuo” creer que España vaya a dejar de apretar las tuercas a Catalunya. “Por lo tanto, la alternativa a esto ahora ya solamente podría ser la independencia”. Nótese el ‘ahora’ y el condicional.

Luego admite que la independencia es de dificil realización por cuestiones de “viabilidad” (lo que, se supone, se refiere al proceso a seguir, sus costes y sus posibilidades de éxito) y por el peligro de división social. Acto seguido, el ‘president’ Pujol vuelve sobre el comienzo para preguntarse si España estaría dispuesta a otorgar a Catalunya un estatus como el del Québec en Canadá. Sea como fuere, y puesto que, constata, no se vislumbra un referéndum oficial y vinculante en el horizonte, llama a los catalanes a reforzar internamente el país, “sin esperar mucha ayuda ni mucha justicia”.

El exlíder de CiU sentenció, a propósito de la indepencia lituana, que “Catalunya es como Lituania, pero España no es como la URSS”. Cabe deducir que ahora, a sus ojos, la sensibilidad española por la diversidad se está sovietizando más de lo soportable.  ¿Qué ha hecho llegar a Pujol a tal conclusión? En su artículo editorial cita la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatuto. Pero es sensato aventurar otros elementos: que la Generalitat se halle financieramente asfixiada pese a que Catalunya transfiere anualmente al resto de España cerca de un 10 por ciento de su PIB; la volatilización por decreto del modelo catalán de cajas; los planes recentralizadores del PP (con Aznar metiendo cizaña y Rajoy considerando que hablar catalán en el Senado es impropio de “un país normal”) junto con la pulsión ‘armonizadora’ en el PSOE… Incluso puede que existan razones que desconocemos, pero que Pujol, siempre extremadamente bien informado, identifica y teme seriamente.

Además de todo ello, y puesto que al ‘expresident’ le inquieta la posteridad, que confluya en su editorial el afán por evitar que los libros de historia que se escriban en un futuro próximo o lejano cuenten de él que jamás –ni cuando la Loapa, ni cuando Banca Catalana, ni con mayoría absoluta ni sin ella-, apostó por la independencia de su patria.

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