El escándalo del Parlament, con unas cuantas decenas de funcionarios cobrando sin trabajar, resulta absolutamente corrosivo y contribuye a acrecentar un poco más la enorme desconfianza, el desprecio incluso, que los ciudadanos sienten por los políticos y la política. El caso es absolutamente corrosivo porque es muy sencillo de entender y puede explicarse con muy pocas palabras. Es imposible emborronar la comprensión de lo sucedido a base de abstracciones, ponderaciones y matices, como se hace habitualmente. Los hechos son claros y directos. Por si fuera poco, otra de sus características es que la iniquidad puede medirse en abultados salarios, lo … Continuar llegint