Carles Puigdemont lo ha vuelto a hacer. El vecino de Waterloo ha levantado la bandera de presos y exiliados y ha impuesto su voluntad en el PDECat. Ha colocado a sus fieles y ha castigado a aquellos que en el PDECat no comparten ni su análisis ni su estrategia. Ha completado en realidad el castigo, la purga, que inició en el pasado congreso del partido. Durante aquella cita, el pasado julio, logró que Marta Pascal tirara la toalla, tras amenazar al PDECat con un ultimátum: “O ella o yo”. No se acaba de entender cómo el PDECat, o una parte … Continuar llegint