A la manifestación del Onze de Setembre acudió mucha gente, muchísima, aunque menos que otras veces. Las dos cosas son ciertas. Como confesaron los organizadores, esta era la convocatoria más difícil desde que, en el 2012, empezaron las grandes manifestaciones con motivo de la Diada Nacional. El ambiente era más silencioso, más calmo, menos burbujeante y festivo que los otros años. Siempre resulta un ejercicio temerario intentar evaluar el espíritu colectivo, pero diría que en el ambiente flotaban decepción, tristeza y enojo. Y también determinación, tozudez, sentido de la dignidad y firme lealtad a unos ideales. La manifestación llegaba en … Continuar llegint
