El ratón dentro del laberinto está cada vez más inquieto. Hace mucho que está ahí y no se encuentra a gusto. No es feliz. Lo invade la sensación de que esa nunca será su casa. Pasa el tiempo y, finalmente, decide ponerse a buscar la salida. No será sencillo, porque el laberinto lo urdió un gato con mal carácter pero gato viejo, con mucha experiencia. El ratón empieza a moverse, primero a tientas, progresivamente con más y más determinación. Quiere dejar el laberinto. Pero resulta complicado. El gato no solo ha ideado el laberinto, sino que también es el propietario. … Continuar llegint