Que la cumbre hispano-francesa se celebrara en Barcelona tiene su lógica, dada la agenda que debía abordarse, y en la que destacaba el conducto que debe unir Barcelona con Marsella con el fin de transportar hidrógeno. Además, no era una reunión ordinaria o de trámite, sino al más alto nivel y muy relevante desde la perspectiva de las relaciones bilaterales entre España y Francia, es decir, del rediseño de la geometría del poder en Europa. Visto así, nada que alegar. El problema está en otra parte. El problema es el ambiente creado por Pedro Sánchez al insistir en la voluntariosa … Continuar leyendo