Carles Puigdemont apareció a la hora anunciada en el Arc del Triomf de Barcelona, se subió a la tarima y lanzó un breve discurso, que cerró con un “Visca Catalunya lliure!”. Instantes después se había volatilizado. Esfumado. Desaparecido. Como los grandes ilusionistas, lo hizo ante miles de personas y, lo que es mucho más difícil de entender, ante cientos de policías convocados para darle caza. Estoy convencido de que los más célebres magos de la historia, desde el inolvidable Harry Houdini hasta David Copperfield, pasando por nuestro Antonio Díaz, El Mago Pop, no tendrían ningún reparo en felicitar al de … Continuar leyendo