La satisfacción y el alivio se extendieron a la velocidad del rayo entre los soberanistas y también entre aquellos que no lo son pero consideran que hay que permitir a los catalanes decidir democráticamente su futuro. Solo se me ocurre comparar la satisfacción y el alivio de ayer con los del día en que el Parlament aprobó el Estatut –30 de septiembre del 2005–, que, como se sabe, al final acabó descarrilando y dando origen a la situación actual. Lo de ayer fue una victoria de la unidad catalanista. Y una derrota del tacticismo miope, del partidismo egoísta. También fue … Continuar llegint
