La semana pasada, el jueves, el PSC alcanzó lo que parece una inflexión histórica, determinante. Tras dejar atrás la ambigüedad y las dudas, la cúpula había decidido el camino. Tal camino no es otro que asegurar la relación con el PSOE, mantener esa misma marca y contentar, se supone, a un electorado que se identifica con el proyecto español del partido hermano, un electorado que, estiman los estrategas del golpe de timón, es fundamental para mantener los más relevantes enclaves de poder aún en manos del PSC. Es una opción defensiva y conservadora. Pero es la que ha escogido, legítimamente, … Continuar llegint