Pedro Sánchez se ha enfrentado a la crisis del ‘Catalangate’ de la forma esperable en alguien como él. En primer lugar, restando gravedad a algo gravísimo. En segundo, tratando de desviar la atención. De momento, está consiguiendo -ya veremos cómo acaba esta mala película- seguir adelante habiendo pagado un precio bien módico: la destitución de la directora del CNI, Paz Esteban. Para que no pareciera lo que era, es decir, un intento de calmar a ERC, Sánchez ha insistido en que echaba a Esteban por los fallos de seguridad que han afectado al móvil presidencial, un pretexto con poca base. … Continuar llegint