No sabría decirles qué seguimiento pudo tener exactamente la huelga de ayer, pero ciertamente fue un día gris, extraño, con poca vida en las calles. Con el viento de otoño jugando a mover las hojas, a dibujar con ellas remolinos en los rincones de la ciudad. Solo Sánchez-Camacho mantuvo el pistón funcionando para lanzar lo del «autonomismo diferencial» que, sientiéndolo mucho, me suena a pariente de aquel entrañable aunque terrible «sano regionalismo» de no hace tanto. Ayer, decíamos, fue un día extraño. La campaña –cuyo bajísimo techo resulta sorprendente incluso para los más escépticos– quedó prácticamente suspendida, mientras la huelga … Continuar leyendo