Hubo un momento concreto de un día concreto en el que Pedro Sánchez tomó la decisión de luchar hasta el final. Que, si moría, sería matando. Ocurrió, apostaría, durante los cinco días que, en la primavera del año pasado, se dio para reflexionar sobre el porvenir. Para pensar si tiraba la toalla o no. Había tenido ya tiempo suficiente para darse cuenta de que la llegada de Alberto Núñez Feijóo al PP no cambiaba nada. Por el contrario, ese PP no sería menos agresivo ni más moderado que el de Pablo Casado. Y también que el intento de tumbarlo no … Continuar leyendo